6. ¿Quién decide lo que se estudia?
Al analizar el modelo político español, una definición simple y extendida es que España es una nación de naciones. Esta premisa refleja el hecho de que dentro de nuestro país existen regiones, denominadas comunidades autónomas, con diferencias culturales e ideológicas. Lo que sobre el papel supone una enorme riqueza cultural y en muchos casos es cierto, la realidad es que también ha traído consigo tiranteces y desigualdades en numerosas ocasiones.
Esta descentralización del estado hace que cada comunidad tenga órganos de gobierno propios y por ello la organización de la educación presente diferencias en unas y otras. El gobierno central tiene un peso muy pequeño en cuanto a la toma de decisiones educativas, dividiéndose entre autoridades intermedias (Administraciones de las comunidades) y los propios centros.
El gobierno central fija ciertos aspectos básicos mediante el currículo que son completados por las Administraciones de las CC.AA y adaptados por los propios centros. Otra cuestión que aparece y que es fruto de debate es la libertad con la que deben contar los centros en los aspectos educativos ¿Conviene que cada centro tome la mayor parte de las decisiones en cuanto a objetivos, metodologías y contenidos, o es mejor que se establezcan estos aspectos y que los centros se limiten a cumplirlos?
Lo lógico sería pensar que la opción de dar libertad a los centros llevaría a una motivación de estos a conseguir los mejores resultados posibles aplicando lo que estos consideren las medidas óptimas, pero no siempre estas medidas serán las mejores o más éticas, por lo que considero necesarios ciertos patrones homogeneizadores, teniendo además en cuenta las mencionadas tiranteces y diferencias políticas entre los territorios españoles que se verían reflejadas en muchos centros educativos.
Pero, ¿Qué pasa si como padre o madre no te convencen las políticas educativas?¿Es posible la educación en casa fuera de cualquier centro?. La respuesta es que legalmente es muy complicado, aunque en la mayoría de casos de homeschooling (por su término en inglés) denunciados en España se han solucionado dando la razón a los padres. Por lo que se podría considerar como una práctica alegal muy controvertida.
Esta opción es imposible de llevar a cabo por la mayor parte de familias en nuestro país, tanto por la incompatibilidad con el propio trabajo de los padres como la limitación de conocimientos al llegar a cierto nivel del "alumno". Otro aspecto importante es que estudiando en casa es posible llegar a los niveles de conocimiento evaluados de forma tradicional, pero mucho más complicado es hacerlo con las competencias establecidas en la actual ley educativa.
Personalmente creo que la etapa de escolarización aporta al alumno mucho más que únicamente los conocimientos objetivos de las asignaturas, permite a los jóvenes afrontar sus primeras situaciones conflictivas y aprender de ellas, socializar con diferentes perfiles y personalidades, comenzar a respetar figuras de autoridad y en definitiva prepararse para afrontar el futuro dentro de la sociedad. Es cierto que puede ser una etapa traumática si aparecen problemas de sociabilización o exclusión, pero se supone que el estado brinda medios para subsanarlos y que la travesía por el colegio e instituto debe ser enriquecedora, mucho más que desde su propia casa.
"Lo que en los libros no se muestra, la vida te lo enseñará"
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