2. Sistema educativo español ¿Aprobado?

 Cuando se habla de la calidad de un sistema educativo, habría que tener claro como medimos esa calidad. ¿Son únicamente los resultados obtenidos por los estudiantes?¿Es la preparación al mundo laboral o "real" tras el paso por el instituto?¿Es la felicidad o calidad de vida de los estudiantes?.

Según la finalidad que se busque, el gobierno encargado del sistema educativo en cuestión, deberá aplicar una legislación y metodología de acorde con sus objetivos surgiendo otra cuestión más particular ¿Se aplican correctamente estos conceptos en España?

Si se buscan datos "objetivos" sobre la educación española comparada con la de otros países del mundo en general y particularmente de Europa, vemos que estamos muy lejos de los puestos de cabeza (38 de 137) con una tendencia a mantenerse así. 

Analizando informes oficiales, los datos indican que estamos también por debajo en lo que a estudios no obligatorios y superiores se refiere, pero nos encontramos líderes de Europa en cuanto al abandono escolar temprano. 


    Queda de manifiesto que el sistema educativo español puede mejorar notablemente, hecho que se agrava al hablar de un país del primer mundo situado entre los 20 primeros en lo que a calidad de vida se refiere.

Si analizamos subjetivamente que aspectos se pueden mejorar, es interesante analizar dos de los mejores sistemas educativos, completamente opuestos en su concepto de educación, como son Finlandia y Corea del Sur:
  • En Corea del Sur se valoran los resultados individuales por encima de cualquier otro aspecto, sufriendo los estudiantes una presión constante por lograr buenas calificaciones y empleando para ello jornadas interminables de estudio, tanto en los centros como en academias. 
  • En contrapunto, Finlandia opta por una educación mucho más centrada en el grupo y reduciendo la presión y tareas al mínimo a los estudiantes, sustituyendo en muchas ocasiones las evaluaciones numéricas por autoevaluaciones u otros métodos para establecer si se han conseguido los objetivos, diferenciando perfectamente las capacidades de cada alumno.

Tradicionalmente, la educación española se ha asemejando más, metodológicamente hablando, a la educación Coreana. Esto de debe a la importancia de las calificaciones de cara a poder progresar en los diferentes niveles educativos, dando más importancia al individuo que al grupo, pero sin ese nivel excesivo de presión y miedo al fracaso ni influenciada por una cultura del esfuerzo o responsabilidad extrema en lo que a los estudios se refiere. 

En la actualidad se esta cambiando esta tendencia y, a través de la última ley (LOMLOE), se busca reducir esta individualización y fomentar otros aspectos del alumno más allá de aprobar o suspender, esto se ve reflejad en las denominadas 8 competencias educativas. En mi opinión, para que cambios así lleguen a efecto, hace falta tiempo y medios, materias primas que hasta ahora no ha habido en las diferentes leyes de nuestro país marcadas por los intereses políticos y las sucesivas crisis económicas. Además de cambios en la legislación, es importante la reeducación de los docentes para adaptarse a nuevas metodologías además de ir amoldando a los alumnos desde etapas tempranas a este nuevo modelo buscado y que parece se impone el el resto de países.

Como dice el dicho, con paciencia y saliva...





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